celebro en la distancia

14032018

Marian lee mañana su tesis. Es inevitable no volver atrás y recordar las horas de biblioteca, las muchísimas horas que pasamos en la biblioteca. En la facultad de historia, en geografía, en biología y en el barrio. Recuerdo los domingos de madrid en la biblioteca. Los domingos en que Marian cruzó Madrid para estudiar con nosotras.

Recuerdo los múltiples rotuladores, sus risas, los enormes volúmenes que manejaban. Las mochilas cargadas de libros, los descansos, las dudas y sus debates. Recuerdo muchas cosas de los días de estudio con las biólogas. De sus visus, sus ratas, sus formulas mágicas.

Pero lo que más recuerdo de los días de biblioteca junto a ellas, eran sus ansias de saber. Éstas eran infinitas.

De repente y en cualquier momento volaban preguntas cruzadas, no importaba que fuese la hora del descanso o la comida. Surgía un repentino intercambio de dudas, comparaciones, análisis y todo se llenaba de emoción por descubrir.

Recuerdo sonriendo sus ganas, su energía, su espíritu de superación y avance. Cómo dejar algun dia de admirarlas.

Estaban llenas de pasión. Tan llenas que aún hoy, si tienes la suerte de presenciar algún encuentro, puedes observar su magia.  Siguen, como en los días de biblioteca, compartiendo, debatiendo e interrogándose en cada encuentro sobre los detalles de sus investigaciones o de cada ámbito de su trabajo. Y es realmente emocionante ver como mantienen intacta su curiosidad.

Mañana una de estas incansables biólogas leerá su tesis. Tanto esfuerzo transformado ahora en un avance más en sus caminos. Será también, como mi hermana, por fin, doctora. Y yo no podré estar mas orgullosa de ellas.


Foto Víctor Vélez

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